¿Cómo dirigir una orquesta?

Su fin de semana fue genial, primaveral, en familia en la quinta o el country. Todavía sus fosas nasales, a pesar del baño, sienten el olor del asado y sus “pocas menudencias”.

El lunes se levanto fresco, contento y con el empuje de una topadora Caterpillar, salió con una sonrisa y llegó con ella a la oficina, porque los semáforos de su recorrido lo esperaban en cada esquina en verde y todos los automovilistas increíblemente circulaban por la derecha dejando el carril de la izquierda libre y expedito.

Entró allí y estaba ella “su secretaria” esperándolo con una pila de papeles, un montón de llamados de auxilio de distintos sectores de la fábrica y la agenda abierta bastante tupida.

Son las doce y todavía no pudo asomar la nariz para ver qué pasa en la oficina o la fábrica, tomarse un café o contarle a su socio o el colaborador de confianza más inmediato lo bien que pasó el fin de semana, además de hablar del futuro de la empresa ante la actual coyuntura.

Este cuadro entre bucólico y estresante, con pretensiones de gracioso, es lo que a veces sienten quienes están al frente de una organización.

No toque de oído

Para que esto no suceda es necesario que usted se convierta en el Arturo Toscanini de su empresa y no toque de oído y un poco de cada instrumento a destiempo.

Hay una solución que no se resuelve a emplear, que es delegar para que cada integrante sea responsable de su instrumento y sobre todo de la partitura que le corresponde ejecutar.

Un director tiene como responsabilidad asegurarse que todos los ejecutantes tengan la misma partitura en el momento de la ejecución. Después, debe dejar que su gente ejecute armónicamente. A usted sólo le queda agitar la batuta para marcar los tiempos y observar que nadie sobresalga solo, sino el conjunto en su totalidad. Su empresa y su gente.

Recuerde, amigo lector, que la delegación necesita un aprendizaje y no se nace sabiendo delegar. Es el resultado de haber llegado a la cúspide de la montaña, con la seguridad de que en todas las etapas intermedias han quedado refugios para asegurar el descenso y el retorno triunfante a la base de la montaña.

Por Lic. Ricardo J. M. Steinhardt (1988) “Cómo dirigir una orquesta” Ámbito Financiero,  Buenos Aires.


Delegar es difícil, lo sabemos.

Por eso te invitamos a leer nuestro artículo La clave para lograr que «las cosas estén hechas»

 

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